martes, 19 de noviembre de 2013

"Star Wars" y "Avatar", estoicamente hablando.

No es la primera vez que nos ponemos a trazar relaciones "nostri generis" entre algunas escuelas filosóficas antiguas y las propuestas pseudo-filosóficas de algunas películas. De nuevo la afamada hexalogía de George Lucas nos resulta útil para estos menesteres, pero como novedad traemos Avatar de James Cameron con un par (y poco más) de ideas interesantes.
La sugerencia de hoy se remonta al tiempo del helenismo y de Roma, a la escuela filosófica de la globalización: el estoicismo.
La escuela estoica se fundó en Atenas hacia el 310 a.C. por Zenón de Citio, como evolución del movimiento anterior de los cínicos, los cuales rechazaban las instituciones que estructuraban la sociedad y los valores materiales vigentes. El estoicismo representó la escuela más importante en el mundo grecorromano y en ella coincidieron escritores y personalidades tan importantes como el esclavo griego y más tarde filósofo romano Epicteto, y el emperador romano Marco Aurelio, conocido tanto por su sabiduría como por su nobleza de carácter.
Uno de los más relevantes filósofos estoicos del Imperio romano fue el hispanorromano cordobés Séneca, preceptor del emperador Nerón, que mantuvo las tesis fundamentales del estoicismo antiguo con un importante tono moral y una concepción de la sabiduría como benevolencia.

Los estoicos proclamaron que se puede alcanzar la libertad y la tranquilidad tan sólo siendo ajeno a las comodidades materiales y la fortuna externa, y dedicándose a una vida guiada por los principios de la razón y la virtud (ataraxia o imperturbabilidad del alma).

Asumiendo una concepción materialista de la naturaleza, siguieron a Heráclito en la creencia de que la substancia primera se halla en el fuego y en la veneración del Logos, que identificaban con la energía, la ley, la razón y la providencia encontradas en la naturaleza, entendida como una Armonía Universal.
En Avatar Eywa es la fuerza que guia y la deidad de los Na'vi. Ellos creen que Eywa realiza actos para mantener la naturaleza y vida de Pandora en perfecto equilibrio.
Para los estoicos, la ratio (palabra latina que significa tanto "razón" como "medida" y que vuelve a llevarnos hacia lo armónico y equilibrado) de los hombres se consideraba también parte integrante de ese logos divino e inmortal.
Al sabio estoico sólo le cabe aceptar su destino pues sucede lo que debe suceder, según el destino y la providencia. Todo es racional y justo. El ideal de los estoicos es "vivir de acuerdo con la Naturaleza", un principio que más tarde, los vitalistas del XIX volverán a poner en actualidad. Para alcanzar ese ideal el sabio estoico debe superar la intranquilidad que generan las pasiones, con su pretensión de que las cosas sean de un modo diferente al determinado por la providencia. Las pasiones se dominan mediante la apatía. Quien logra dominar las pasiones alcanza la tranquilidad de ánimo. Quien acepta el destino y supera las pasiones alcanza la virtud.

La doctrina estoica, que consideraba esencial cada persona como parte de un Logos Divino y miembro de una familia universal, ayudó a romper barreras regionales, sociales y raciales, y preparar el camino para la propagación de una religión universal, pues los estoicos mantenían que diferencias externas, como la clase y la riqueza, no tienen ninguna importancia en las relaciones sociales. Así, antes del cristianismo, los estoicos reconocían y preconizaban la fraternidad de la humanidad y la igualdad natural de todos los seres humanos.