domingo, 29 de agosto de 2010

Una crítica de "Centurión"


Confieso que no eran muchas las expectativas antes de ver esta propuesta de Neil Marshall. Ni su director, ni su argumento, ni sus protagonistas tenían para mí el suficiente reclamo ni despertaban la esperanza de ver un nuevo Gladiator.
Y efectivamente: en absoluto un nuevo Gladiator (2000), y sí, como mucho, una de romanos del estilo de Rey Arturo (2004). No se entienda con esto que la película de Ridley Scott sea la panacea de los que algunos han llamado "peplums modernos", pero por lo menos saciaba la necesidad que teníamos muchos de abordar la temática "de romanos" con las técnicas modernas. Si los personajes además resultaban ser "completos", mejor (y para esto se aconseja la útima versión de DVD que incluye escenas eliminadas en la edición estrenada en los cines -así es Ridley).
Creo que por muchas escenas que hayan eliminado en Centurión el resultado no mejoraría.
Si empezamos por los personajes nos damos cuenta de que Michael Fassbender luce en cámara, desde luego, pero insulso a más no poder. Para colmo, extraña enormemente el nombre de su personaje: Quintus ¿¿Días??. A eso le añadimos un Botos (¿o Botox?), un tal Bric, que con una fonética sospechosamente anglosajona, resulta ser la abreviatura de un nombre latino presuntamene ridículo, un "originalísimo" Leónidas (interpretado por un actor llamado ¡Dimitri Leónidas!)...
El ritmo de la trama sufre un síncope hacia la mitad de la película, total para que lleguemos a un final que roza lo previsible. Y la sensación es ésa porque si hay algún calificativo para la película es el de "presuntuosa": las localizaciones son espectaculares, pero se abusa tanto de los planos aéreos que pareces estar en un documental de viajes; la banda sonora de Ilan Eshkeri no está mal, pero suena demasiado épica para una trama de personajes individuales; al guión le pasa lo mismo, con el añadido de que las intervenciones en off del amigo Dias suenan a chiste, y los diálogos son de película de acción de serie B o C.
Desde luego pesa más lo negativo que lo positivo, que lo hay: el personaje de Titus Flavius Virilus parece ser el más completo y la mayoría de las escenas son muy espectáculares, puesto que la fotografía predominantemente en grises y azules contrasta de forma muy visual con los también muy presentes fuego y sangre
Con esto llegamos al manido punto de la excesiva violencia. Al respecto, tengo una idea muy clara: el Mundo Antiguo, y Roma en especial, era violento y truculento, otorgándole una gran importancia a la sangre. Si analizamos las cosas con frialdad, en el combate has de asegurarte que el enemigo no se revuelva contra tí, seas un guerrero íbero, un hoplita griego, un catafracto sirio o un legionario romano... Pero ya sea en una película o en una serie de TV, como dijo un sabio, "hasta en eso hay que tener buen gusto".