viernes, 26 de febrero de 2010

LATÍN I - Años 52-44 a.C: - "ROMA I" (HBO)-12

  • Capítulo número 12 de la temporada 1 (Primera temporada):
  • Nombre del episodio: Calendas de febrero.
Después de su épica batalla en la arena del circo, Pullo y Voreno se convierten en héroes del pueblo, inspirando multitud de representaciones teatrales, pinturas y canciones. Sin embargo, Voreno ha desobedecido expresamente las órdenes del Emperador interfiriendo en la ejecución de Pullo y se prepara para el que piensa que será su destino, el destierro.
Mientras, Pullo se escapa del hospital, aunque todavía sus heridas no están curadas, y acaba desmayándose y le llevan hasta casa de Voreno. Irene, que sigue trabajando para Voreno a pesar de ser ya una liberta, intenta asesinar a Pullo en venganza por el asesinato de su futuro esposo, pero Niobe se lo impide.
Por otra parte, César ha comenzado la reforma populista del Senado, siguiendo los consejos de su sobrino Octavio. Ha ampliado el número de integrantes y ha dado cabida a representantes de las nuevas provincias de Roma. Hispanos, lusitanos, bretones, galos y todo tipo de bárbaros se dan cita ahora en el Senado. La paciencia de los conspiradores está a punto de agotarse después de esto, y César lo sabe. Por eso, cuando Voreno se presenta ante él para rendir cuentas de su crimen al haber rescatado a Pullo, el dictador no le castiga, sino que premia su nueva popularidad otorgándole un asiento de senador como representante de la plebe. Mientras que Voreno esté a su lado, nadie podrá intentar asesinarle. Esa noche Calpurnia tiene sueños premonitorios que no logran alertar a su marido.
Mientras Pullo intenta que Irene vuelva a confiar en él, Servilia da con la clave para poder apartar a Voreno del lado de César, haciendo posible el asesinato del dictador. A la mañana siguiente manda llamar a Atia para que la visite.
Acompañada de Octavio, Atia acude al cabo de un par de días a la invitación de Servilia. Ésta les recibe con una sonrisa y les cuenta lo que está teniendo lugar en el foro. A continuación, le asegura a Atia que no descansará hasta que no la asesine también a ella.
Mientras tanto, César se está acercando a la puerta del Senado. En la entrada, y a la vez que uno de los conspiradores entretiene a Marco Antonio, la sirvienta personal de Servilia le susurra a Voreno un terrible secreto: su hijo es en realidad de su difunto concuñado. Enfurecido, Lucio corre hacia su casa,dejando su puesto al lado de César y, apenas éste ha atravesado la entrada del edificio, los puñales de los traidores atraviesan su cuerpo.
Enfurecido, Voreno entra en casa y se encuentra a Niobe sola. La mujer se da cuenta de que su esposo ha descubierto la verdad y, sin que Lucio pueda evitarlo, se tira por el balcón y muere. Por su parte, Tito e Irene, reconciliados, iniciarán juntos un nuevo futuro.

  • ACTIVIDADES:
  1. En este capítulo presenciamos un ritual de purificación tras la compra de tierras de uno de los protagonistas (min. 5). Describe los atributos y funciones del dios Terminus al que está dedicado este rito.
  2. Haz una breve descripción de los distintos dioses genuinamente romanos vinculados al ámbito doméstico.
  3. Durante la dictadura de César se llevaron a cabo una serie de reformas en la organización urbana de Roma. Contrasta lo que vemos en este episodio (min. 14) con lo que nos dice Suetonio (Vida de los Doce Césares, Julio César XLIV). Ubica en GoogleMaps: Templo de Venus Genetrix, el Foro de César, El Templo del Divino Julio y la Basílica Julia (recuerda que debes aportar una breve información -sobre todo, pero no sólo, el promotor y la época de su construcción- y una imagen.).
  4. En este episodio hay una breve alusión a la Roca Tarpeya (min. 15). Describe la escena y explica, en relación a ella, la historia de este lugar del centro de Roma.
  5. Lee atentamente el siguiente texto y compara lo que en él se narra con lo sucedido en este capítulo. Presta especial atención a los detalles:
"LXXXI. Prodigios evidentes anunciaron a César su próximo fin. Escasos meses antes, los colonos a quienes la ley Julia había otorgado terrenos en la Campania, para construir casas de campo, destruyeron antiquísimos sepulcros, y con tanto más afán cuanto que en las excavaciones que hacían solían encontrar vasos de labores antiguas. En un sepulcro que guardaba, según decían, los restos de Capys, fundador de Capua, encontraron una plancha de bronce que conservaba en caracteres y palabras griegas la siguiente inscripción: Cuando se descubran las cenizas de Capys, un descendiente de Iulo perecerá a manos de sus deudos, pero no tardará en ser vengado por las desgracias de Italia y para que no se crea que esto es fábula inventada a capricho, citaré en mi apoyo a Cornelio Balbo, intimo amigo de César. Pocas fechas antes de su muerte supo que los caballos consagrados por él a los dioses antes de pasar el Rubicón, y que habían dejado vagar sin amo, se negaban a comer y lloraban; por su parte, el arúspice Spurinna le advirtió, durante un sacrificio, que se guardase del peligro que le amenazaba para los idus de marzo. La víspera de estos mismos idus, habiendo penetrado en la sala del Senado, llamada de Pompeyo, un reyezuelo con una rama de laurel en el pico, aves de diferentes clases, salidas de un bosque vecino, se lanzaron sobre él y lo despedazaron. Por último, la noche que precedió al día de su muerte, creyó en sueños que se remontaba sobre las nubes y ponía su mano en la de Júpiter; y a su vez su esposa Calpurnia soñó que se desplomaba el techo de su casa y que mataban a su esposo en sus brazos, mientras las puertas de su habitación se abrían violentamente por sí mismas. Todos estos presagios y el mal estado de su salud le hicieron vacilar por largo tiempo acerca de si permanecería en su casa aplazando para el día siguiente lo que había propuesto al Senado; pero exhortado por Décimo Bruto a no hacer aguardar inútilmente a los senadores que estaban reunidos desde temprano salió de casa hacia la hora quinta. En el camino un desconocido le presentó un escrito en el que le revelaba la conjuración; César le cogió y lo unió a los demás que llevaba en la mano izquierda con la intención de leerlos luego. Las víctimas que se inmolaron en seguida dieron presagios desfavorables; pero, dominando sus escrúpulos religiosos, entró en el Senado y dijo burlándose a Spurinna que eran falsas sus predicciones porque habían llegado los idus de marzo sin traer ninguna desgracia, a lo que éste le contestó que hablan llegado, pero no habían aún pasado.
LXXXII. En cuanto se sentó, le rodearon los conspiradores con pretexto de saludarle; en el acto Cimber Telio, que se había encargado de comenzar, acercósele como para dirigirle un ruego; mas negándose a escucharle e indicando con el gesto que dejara su petición para otro momento, le cogió de la toga por ambos hombros, y mientras exclamaba César: Esto es violencia, uno de los Casca, que se encontraba a su espalda, lo hirió algo más abajo de la garganta. Cogióle César el brazo, se lo atravesó con el punzón y quiso levantarse, pero un nuevo golpe le detuvo. Viendo entonces puñales levantados por todas partes, envolviese la cabeza en la toga y bajóse con la mano izquierda los paños sobre las piernas, a fin de caer más noblemente, manteniendo oculta la parte inferior del cuerpo. Recibió veintitrés heridas, y sólo a la primera lanzó un gemido, sin pronunciar ni una palabra. Sin embargo, algunos escritores refieren que viendo avanzar contra él a M. Bruto, le dijo en lengua griega: ¡Tú también, hijo mío!. Cuando le vieron muerto, huyeron todos, quedando por algún tiempo tendido en el suelo, hasta que al fin tres esclavos le llevaron a su casa en una litera, de la que pendía uno de sus brazos. Según testimonio del médico Antiscio, entre todas sus heridas sólo era mortal la segunda que había recibido en el pecho. Los conjurados querían arrastrar su cadáver al Tíber, adjudicar sus bienes al Estado y anular sus disposiciones; pero el temor que les infundieron el cónsul M. Antonio y Lépido, jefe de la caballería, les hizo renunciar a su designio."
SUETONIO, Vida de los Doce Césares, Julio César, LXXXI-LXXXII